La endogamia de la LFP


Lo diré ahora que el Nàstic es precisamente el beneficiado por ello: la Liga de Fútbol Profesional (LFP) me parece una institución endogámica. Se trata de una asociación formada por los clubes de Primera y Segunda, y que se procura a sí misma y a sus miembros normas y herramientas encaminadas a permanecer inmutable, a restringir el grupo; es decir: a que sea muy difícil caerse de él, y a que sea más que utópico para un recién llegado consolidarse. 
Sólo así se entiende que se concedan créditos a los equipos que descienden de Primera a Segunda; y ayudas a los que bajan desde Segunda a la Segunda B, ese "pozo" al que ahora se enfrenta el Nàstic. Me parece éticamente discutible. Injusto, desde luego, para los que intentan acceder desde abajo, que se encuentran en desigualdad de condiciones a la hora de captar recursos y tienen que competir en la misma Liga con los que vienen de arriba y gozan de ayudas.
La justificación formal es que descender es siempre un golpe a la economía de una entidad y la filosofía de esas ayudas es simplemente contribuir a parar el golpe. Correcto. No pueden decir mucho más. Me habría sorprendido que admitieran que se trata simplemente de dotarse de una situación ventajosa respecto a los rivales en caso de descenso. Pero que no lo admitan, incluso que no sea la principal motivación, no significa que no sea así.
¿Por qué fomenta eso la LFP? Muy claro: porque la LFP no son más que los 42 equipos que militan en Primera y Segunda en un momento determinado. Y estos créditos y ayudas benefician precisamente a quien en un momento determinado forme parte de la LFP, puesto que le garantizan recursos extra en caso de un eventual descenso. De modo que, el día en que estas herramientas se sometieron a votación, se aprobaron.
La posibilidad de descender a Segunda B y no ascender al año siguiente existe, y los clubes lo sabían cuando lo aprobaron. Pero en esa filosofía del fútbol español del "pan para hoy", en una industria instalada en la deuda permanente, en el impago, en el abuso de la Ley Concursal, en el consumismo inconsciente como si no hubiera mañana, pensar en un sistema que facilitase el "regreso express" a la LFP les pareció genial. Aunque fuera objetivamente injusto y adulterase la competición. Y aunque, en caso de no aprovechar ese tren del año siguiente, el club en cuestión pasara entonces al bando de los perjudicados por la norma. Asumieron ese riesgo y así están hoy en día las reglas. Lógicamente, todos los clubes de Segunda B querrían cambiarlas, pero para cuando pueden proponerlo, que es al llegar a la Segunda A, ya no les interesa, porque en ese momento ya les beneficia.
Un sistema de dudosa ética, en fin, pero muy oportuno para el Nàstic, sobre todo ahora que arrastra una deuda infame de más de 8 millones de euros y se las tiene que ver con la Segunda B. Eso sí: más le vale aprovecharlo, porque es un tren que sólo dura un año.

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